Imagine que su hija acepta un empleo con sueldo porque tiene hijos que mantener o por tener acceso al Seguro Social.
Imagine que su hija es encerrada durante la noche para que, junto con otras empleadas, realice inventario.
Imagine que se origina un incendio y ni su hija ni ninguna de las empleadas pueden salir porque el lugar está cerrado con candados externos y la persona que tiene las llaves no está ahí.
Imagine que su hija o las empleadas llaman a emergencias para pedir que las auxilien y pasan las horas sin que se actúe.
Que su hija ve la muerte inminente y llama para despedirse con un llanto sofocado, otra manda mensaje para pedir que cuiden a sus hijos y otra más pide un celular prestado para hacer lo mismo porque el suyo no tenía saldo.
Eso le pasó a seis mujeres empleadas de Coppel Hidalgo en Culiacán en el 2010. Sus cuerpos fueron encontrados abrazados en el baño.
Ya casi 12 años de #LasMuertasdeCoppel y las recordamos y nombramos: Verónica, Claudia, Perla, Rosa, Ariana y Cármen, descanso eterno.